
Mi historia
Al igual que Hänsel, marco un
camino de moronas con este relato,
no sólo para que sirva de inspiración
a una Muzza, sino para reconocerlo
cuando sea hora de retomar mis pasos.
Es interesante experimentar cómo las adversidades nos abren una retahíla de caminos, sólo posibles en el pensamiento de un físico cuántico; especialmente, cuando las recibimos con buena voluntad y mente abierta.
Heráclito decía que nadie podía bañarse dos veces en un mismo río. Esto, porque, aunque aparentemente ser el mismo, los elementos y el agua que corren por su cauce, siguiendo el compás del tiempo, han cambiado.
Esta historia comienza un par de meses después de que recibí en la puerta de mi casa, la notificación de mi divorcio express. La búsqueda de otro alojamiento, trabajo y sentido de vida me consumieron en ese tiempo; no veía la salida. Mi terapeuta me dio asilo. En ese momento creía que era la única persona que confiaba en mí.
Me dio tres meses para buscar dónde vivir; podía quedarme en su casa por un corto tiempo. Además, fue concluyente; “debía hacerme cargo de mi vida YA”. No sabía cómo lograrlo, había perdido la seguridad y esperanza. Sólo Dios conmigo.
Todo parecía un sin sentido.
Dónde habían quedado esos veinticuatro años de matrimonio, mis tres hijos, mi hermosa casa, mi buró con mis libros; dónde mi hogar, mi paz, mi sosiego; dónde la certeza en la que vivía enclaustrada. Un torbellino había derribado todo lo que tenía significado para mi hasta ese momento. Debía reconstruirme; reencontrarme entre los escombros. No terminaba de descifrar lo que había pasado; eran demasiado los pedazos y no conciliaba unirlos. Entonces tomé lo que tenía al alcance.
Había abierto recientemente una cuenta en Facebook, por lo que me dediqué a marcar en mi calendario toda charla, seminario y conferencia que me parecía interesante. Asistí a varias sin discriminación. Pasé de presentaciones de libros de autores que afirmaban tener contacto con extraterrestres, hasta clases de caligrafía china con pincel de pelo de cabra y hoja de arroz, lo que le dio un toque excéntrico a mis pesquisas.
Una plática sobre “La búsqueda de la felicidad” fue un parte aguas en esos momentos. La premisa era dejar atrás el pasado, para no vivir anclada en la nostalgia; ni hipotecar el presente, pensando en un pretérito romántico. Futuro que por primera vez se me presentaba incierto; tal y como es. Había que vivir en presente gerundio; amando, siendo amable, gozando la vida.
No había entendido que la incertidumbre es lo que da chispa a la aventura; no tenía la capacidad para darme cuenta. Necesitaba liberar endorfinas; entré a un gimnasio donde asistía hasta tres horas al día.
Esta es la primera parte de la historia de nuestra Muzza Verónica Farías, ella es ejemplo de confianza y dedicación.
¡Forma parte de esta gran comunidad! no olvides tú también mandarnos tu historia al siguiente mail [email protected]
Deja un Comentario