Muzza

Gio, y su historia de Muzza emprendedora- Capítulo 2

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Un buen día, se me ocurrió que, si hacia algo con mis manos y los materiales que tenía al alcance en mi ático, podría venderlo y ganar dinero, así que no perdí tiempo y como algo que me encanta hacer es pintar, pues empecé a pintar a mano tarjetas de esas que usamos para poner en los regalos y que dicen DE: PARA:

Le pedí permiso a mis papás para poner una mesa y una silla en el garaje de la casa y como vivíamos a 2 cuadras de una iglesia, pues yo veía que la gente después de misa pasaba caminando enfrente del garaje; esto ocurría por lo menos 2 veces al día durante los fines de semana, así que era la oportunidad perfecta.

En realidad, no recuerdo si me quedaban bonitas o no, ni tampoco en cuanto las vendía, lo que sí recuerdo era que sin ningún empacho cada vez que alguien pasaba en frente del garaje de mi casa, yo me levantaba, los saludaba y les ofrecía mi producto estrella. Vendía muy bien mis tarjetas y aunque yo no tenía caja registradora, tenía una cajita de cartón en donde metía los billetes y las monedas que mis clientes me daban.

Como podrán imaginarse no vendía miles, pero eso me alcanzaba para felizmente ir a la tienda de la esquina y comprarme los dulces y los chocolates que se me antojaran, realmente me sentía satisfecha de mi esfuerzo y los dulces eran el reconocimiento de logro que yo misma me daba.

Continuara…

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